Mientras duermes te estoy mirando. A los pies de tu cama, observo tu respiración clara. Duermes de lado y tu cabello recién cortado te da el aspecto de un niño que se acaba de acostar. Tus ojos oscuros están cerrados, pero los adivino a través de tus párpados redondeados y temblorosos. Me gustaría inclinarme y besar tus labios entreabiertos, pero querría hacerlo sin despertarte, porque mientras duermes el tiempo cambia, puedo estar en esa dimensión de tus sueños en la que no me miras. Me asusta tu mirada, me da miedo porque está cargada de dolor y la luz que irradia tu sonrisa se apaga en tus ojos secos.
Pareces sonreír mientras duermes y por eso me gusta mirarte, porque te tengo sólo para mí, envoltorio de tu propia piel, sólo para mí sin que tu cabeza me esquive, sin que tus ojos me taladren, sin que me asuste tu mirada. Quiero acercar mi nariz a tu nuca ahora despejada, mientras duermes, sólo mientras duermas porque al despertar me produces temblores. Cuando rozo tu piel con la mía, el mundo es un pozo blanco en el que me zambullo, en tu saliva fresa y liviana, que me moja por dentro. Es un pozo de escalofríos que me arranca gritos de las entrañas y me hace desear la muerte entre tus brazos.
Mientras duermes me gusta mirarte porque puedo pensar, tus mejillas tan rosadas, el arco de unas cejas sempiternas que ahora guardan cerrados tus ojos. Mientras duermes puedo soñar porque en el despertar sólo puedo absorber tu aire, tocar tu brazo continuamente, aferrar mis manos a tu cintura, hundirme en tus caderas. Mientras duermes quiero mirarte siempre porque tu mano no se aleja, ni me dices cosas que me llenan de inquietud y temor. Como si hubiera podido hacer otra cosa. Mientras duermes eres mi pájaro acurrucado, y desearía abrazarte y pasar mi lengua por cada uno de tus poros, pero tengo que agarrarme al edredón para no lanzarme sobre tu cuerpo espeso y mágico.
Mientras duermes me llenas de ternura inagotable, mientras duermes puedo mirarte sin preguntarme si será la última vez. Mientras duermes no me llenas de angustia, no siento el peso de tu cuerpo afligido. Mientras duermes puedo amarte. Pero despierta, despierta porque mientras despiertas puedo ayudarte a abrir los ojos. Mientras despiertas puedo besarte, mientras despiertas puedo estrujarte entre mis manos. Puedo amarte mientras despiertas. Tú aún no lo sabes, pero ahora mientras duermes, estás soñando conmigo. Tú no lo sabes porque ni siquiera recuerdas conocerme. Voy hacia allá. Tú me llamas en sueños y yo acudo a tu llamada. Ha llegado a mis oídos, lejana, confusa, pero he tenido que dejarme arrastrar por el eco amortiguado de tu llamada en sueños. Me sueñas, sueñas que llego a buscarte, no lo sabes aún pero voy a buscarte mientras tú sueñas, sólo mientras me sueñes podré estar a tu lado. Duerme para soñarme y despierta para seguir soñándome.
(Fragmento del libro "Esto mas que roncar, es groznar")
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