Constrúyeme un puente de palabras hasta donde estés, con letras que se entrelacen, de pilares sólidos. Un puente muy alto, donde no se vea ni el humo ni los coches. Tan alto que se pueda ver el mar. Tan alto que me acompañen las estrellas.
Constrúyeme un puente de palabras bonitas, con sus tildes y sus comas; que no les falte de nada, ni barandas, ni farolas antiguas. Un puente para que yo camine. Y al final de mi paseo estés tú, esperándome, con tu sonrisa y tus brazos abiertos, mientras me miras y me preguntas: "¿qué te apetece para cenar?"
Fragmento del libro: "¿Qué puede pensar un caracol cuando sólo mira al cielo?"
domingo, 16 de mayo de 2010
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