Sonreías nerviosa, ansiosa por verla. Tu amiga se casa, dentro de 10 minutos. Se retrasa. El novio se frota las manos, la expresión dura, una mueca congelada en el tiempo.Te miro. Observo como saludas a los amigos, a los de verdad. A los que conoces desde hace más de la mitad de tus días. A los que tocas, abrazas y besas, todo en un sólo gesto. Nuestras manos se entrelazan fugazmente en el cruce de saludos y corrillos de animada charla. Noto que tu calor se ha ido disipando, como si te fueses apagando. Veo tu piel, erizada por el cortante viento que sopla en Vitoria esta tarde de verano. No dudo, me da igual la etiqueta, las normas y el qué dirán. Me quito la chaqueta mientras me dirijo hacia tí. El movimiento capta tu atención, y te quedas mirándome fíjamente mientras me acerco. Con esa forma que tienes de mirarme que para el tiempo y mi respiración. Sin darte tiempo a preguntar qué hago la coloco sobre tus hombros mientras rozo tu mejilla con mis labios. - Toma mi chaqueta, hace frio.
(Fragmento del libro "La Nata, ¡que se nos casa!" publicado en MNB)
2 comentarios:
Me ha gustado mucho. Me ha gustado que comiences con un verbo en pasado que nos sitúa (érase una vez...)y que pases inmediatamente, y para no soltarlo ya, a un presente con el que consigues ralentizar y convertir en cuento unos cuantos segundos.
Me gusta la delicadeza del amor expresado y la delicadeza (no exenta de pasión... "no dudo, me da igual la etiqueta...")con la que lo expresas.
Me gusta, en fin, que hayas elegido como punto de fuga una imagen, la de una mujer a la que un hombre ha prestado su americana para protegerla del frío, simplemente maravillosa. Todas nos hemos sentido bellas, delicadas y a salvo con una americana de hombre sobre nuestros hombros.
Un lujo de crítica.
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