miércoles, 25 de junio de 2008

Lluvia

Lluvia.
Frío.
En días así me gusta pasear por las calles desiertas de París, que tienen la ¿virtud? de acentuar las soledades de los pocos que las transitamos. La fina lluvia en la cara, los pasos lentos, casi parsimoniosos, y la mente a miles de kilómetros pese a caminar junto al Sena. En el corazón de África, de donde acabo de regresar y a donde fui huyendo de todo.
¿Qué habrá sido de ellos?
Pobre gente, pobres niños. Vamos allí, con nuestras batas blancas y nuestras medicinas y en cuanto la cosa se pone fea les abandonamos de nuevo. Y aun así sólo quedan sus miradas de agradecimiento.
Y culpa. Qué mierda.
Y el corazón, ¿qué habrá sido de él? No sé nada de él desde hace demasiado.
Necesito volver y sentirme vivo, como cuando me miraba en aquellos ojos verdes que se fueron hace mucho tiempo. Quizás ayudo a otros porque no fui capaz de ayudarle a ella y así llenar gota a gota el mar de vacío que dejo su muerte...
Debo volver.
(Fragmento del libro "Este paragüas no tapa ná" publicado en MNB)

1 comentario:

Elena dijo...

"...Y el corazón, ¿qué habrá sido de él?. No sé nada de él desde hace demasiado."

Hay un precioso y famosísimo poema de Machado en el que habla de cómo ha ido "superando" el dolor por la muerte de Leonor, de cómo ha aprndido a sobrevivir aletargado, y que termina proclamando que el letargo es lo peor, que el dolor, al menos, nos recuerda que estamos vivos. Dice "...En el corazón tenía/ la espina de una pasión/ logré arrancármela un día/ ya no siento el corazón. //Y todo el campo un momento /se queda mudo y sombrío/meditando, suena el viento/ en los álamos del río./La tade más se oscurece/ y el camino que serpea/ y débilmente blanquea/ se enturbia y desaparece.//Mi cantar vuelve a plañir:/ aguda espina dorada/ quien te pudiera sentir/ en el corazón clavada."

Qué recuerdos del mes de marzo y de figuras de regaliz... Me ha parecido igual de bonito que entonces.