Todavía no me había recuperado de la impresión que me produjo su aliento en mi cara mientras me despertaba de la paliza que había recibido. No pronunció ninguna palabra, salvo un leve murmullo apenas imperceptible. A duras penas conseguí entender que quería que me levantase. Pero las fuerzas me habían abandonado y me sentía completamente exhausto. Pero, su aliento era reconfortante, iba apoderándose de mi cuerpo e insuflándome la energía precisa para comenzar a incorporarme. Ella era extrañamente hermosa y tenía una poderosa luz en sus ojos.
Apenas di mi primer paso, cuando su mano izquierda sujetó la mía derecha y me presionó levemente. Supuse que deseaba que me quedase quieto y así lo hice. Subió su dedo índice hasta la boca y me exigió silencio. Luego, salió lentamente de la estancia sin darse la vuelta al cruzar el umbral de la puerta. que cerró con suavidad.
Perdí mis escasas fuerzas y caí redondo en el suelo.
martes, 9 de diciembre de 2008
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1 comentario:
Bienvenido hermano.
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